Diez propuestas para la educación que queremos después de la crisis

Diez propuestas para la educación que queremos después de la crisis

Fundación Semilla lleva 15 años trabajando con jóvenes y estudiando en juventudes, prestando apoyo a las comunidades educativas de Chile y Colombia en temas de Convivencia Escolar y construcción de Ciudadanía.

Más de 12.000 jóvenes de 200 establecimientos educacionales, de 100 comunas de Chile y cinco países distintos han pasado por las capacitaciones y espacios de formación que imparten los profesionales de la fundación.

En este contexto de pandemia las instancias de participación por parte de las comunidades educativas se realizan de manera online. Cerca de mil profesionales han pasado por los webinars de Semilla, y se suman los cerca de 200 encargados de convivencia de la Región Metropolitana que se interesaron en participar del curso “Líderes y lideresas por la NO violencia de género en las escuelas”.

Con toda una trayectoria a cuestas, Fundación Semilla construyó 10 propuestas para que, después de la pandemia, la Escuela NO vuelva a ser la misma:

1. Más Aprendizajes con menos Contenidos. La formación integral de niños, niñas y jóvenes requiere el desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes. Se debiesen reducir los contendidos de cada asignatura para potenciar el desarrollo de habilidades sociales, habilidades cognitivas y el desarrollo de actitudes tales como la solidaridad, la empatía hacia sus pares y la curiosidad respecto a su entorno natural y social, entre otras.

2. Las Emociones y los Vínculos deben Quedarse. Todas las comunidades educativas del país han evidenciado durante la crisis del COVID-19 que la emocionalidad y la generación de vínculos con las y los estudiantes son fundamentales para la sociabilidad y los aprendizajes cognitivos. Estas dimensiones debiesen mantener su relevancia cuando se retomen las actividades presenciales. La calidad de la convivencia escolar y la adquisición de habilidades sociales, emocionales y ciudadanas, deben adquirir la relevancia pedagógica que corresponde.

3. La Escuela es una Comunidad. Durante esta crisis ha quedado en evidencia qué tanto conocíamos a nuestros/as estudiantes, cómo viven o cómo contactarles. Es por esto que se hace prioritario fortalecer los vínculos existentes en cada comunidad educativa, potenciar la generación de lazos efectivos y afectivos en la comunidad educativa, que desborden la simple pertenencia a un establecimiento. En este sentido, es fundamental cuestionar el modelo de escuelas a escala industrial, que imposibilitan relaciones comunitarias, y empezar a intencionar comunidades más pequeñas, y a escala humana.

4. La Escuela es parte del Territorio. Las Escuelas forman parte importante de la rutina, es decir, desde el lugar donde somos para nosotros mismos/as: casas-hogares; hasta el lugar donde somos para otros/as: trabajos, barrios, calles, etc. Por ello, no pueden levantarse como burbujas aisladas frente al contexto que les rodea, por el contrario, tenemos que conocer(nos) a nuestros/as estudiantes, trabajadores y su entorno familiar, sus características, problemáticas, así como también abrir las escuelas a la vida del barrio o población donde están insertas.

5. Sumemos Tecnologías. Debemos incorporar los avances de la tecnología y las comunicaciones a los procesos pedagógicos. No podemos seguir negando o prohibiendo estas herramientas tecnológicas, por el contrario, debemos gestionar adecuadamente los grupos de chat de cada curso, utilizar las plataformas de aprendizaje, los videos online y las redes sociales del establecimiento, como apoyo a nuestras labores. La educación no le puede dar la espalda a la tecnología.

6. Incorporar Metodologías Lúdico-Participativas. Debemos implementar innovaciones pedagógicas basadas en metodologías acorde a los intereses y necesidades de las y los estudiantes. El juego y la participación, debiesen formar una parte importante del proceso de aprendizaje.

7. Nuevo realce a las Jefaturas de Curso. Durante la suspensión de clases presenciales, el principal vínculo de las y los estudiantes con la Escuela, es a través de quienes ejercen la jefatura de curso. Debemos realzar su rol y redefinir las funciones de profesores/as jefe/as, dejando de lado el énfasis administrativo y retomando el vínculo pedagógico y social con las y los estudiantes.

8. Empoderar a los Equipos Directivos. Cada comunidad educativa requiere un margen de acción para tomar decisiones y desarrollar acciones, por lo que los Equipos Directivos de cada establecimiento deben asumir el liderazgo respectivo y contar con el soporte institucional que permita estas iniciativas.

9. Fin al Financiamiento a través de la Subvención por Asistencia. Cuando se suspenden las clases presenciales, la Escuela sigue cumpliendo muchas funciones importantes y desencadenando aprendizajes, por lo que se requiere avanzar hacia un modelo de financiamiento que no se base en la asistencia de estudiantes, sino en las necesidades reales de los establecimientos y sus comunidades.

10. Educación no sexista. Durante esta crisis, la brecha de género ha aumentado y se han visto acrecentadas las formas de violencia doméstica, fundamentalmente dirigidas a la mujer. Esto es el reflejo de una educación que ha perpetuado estereotipos de género que limitan el desarrollo de quienes la reciben. Debemos preocuparnos del desarrollo integral de las personas y esto involucra deconstruir los roles de género, y expandir las potencialidades de cada persona, considerando también una educación que aborde la sexualidad de manera amplia e inclusiva, y no limitada solo a aspectos biológicos.

Revisa la ilustración del Módulo N° 1 Formación para la Ciudadanía – SOMOS/FME 2020