Para que la Escuela nunca más sea la misma

La crisis sanitaria y sus consecuencias sobre la forma de vida han dejado de manifiesto la necesidad de cambiar muchas cosas cuando termine la espiral de contagios.
Muchas de las reflexiones que hoy se hacen y que parecen obvias, no lo eran antes de la crisis, tales como la necesidad de cambiar el énfasis y el enfoque en la educación. Es lo que hemos estado realizando en Fundación Semilla por muchos años trabajando con jóvenes y realizando estudios en juventudes.
Sobre la base del conocimiento derivado de nuestros estudios y de muchos otros que comparten nuestra visión, y también sobre la base de nuestra experiencia en terreno de más de quince años, la colaboración con más de 200 escuelas en cinco países y el trabajo con más de 12.000 jóvenes, elaboramos un breve documento con lo que debiera ser la Escuela para que, superada la crisis producto de la pandemia, nunca más vuelva a ser la misma.
- Más Aprendizajes con menos Contenidos. La crisis ha llevado al Ministerio de Educación a emitir orientaciones (2020-2021) para la implementación de la priorización curricular. En ella define dos prioridades: aquellos objetivos imprescindibles para avanzar en nuevos aprendizajes y aquellos integradores y significativos que permitan aprendizajes para integrarse como sujetos activos frente a los desafíos sociales. Lamentablemente, el Currículum vigente se mantiene por decreto y es mandatorio y por ello proponemos que estas orientaciones sean de carácter permanente dejando libertad a cada comunidad escolar para implementarlo.
- Las Emociones y los Vínculos deben Quedarse.
Todas las comunidades educativas del país han evidenciado durante la crisis del COVID-19 que la emocionalidad y la generación de vínculos con las y los estudiantes son fundamentales para la sociabilidad y los aprendizajes cognitivos. La calidad de la convivencia escolar y la adquisición de habilidades sociales, emocionales y ciudadanas, deben adquirir la relevancia pedagógica que corresponde. Estas dimensiones -educación socioemocional- debiesen mantener su relevancia cuando se retomen las actividades presenciales.
- La Escuela es una Comunidad. Durante esta crisis ha quedado en evidencia cuan poco nos conocíamos dentro de la comunidad escolar; en general las relaciones estaban circunscritas a los muros del establecimiento. Es por esto que se hace prioritario crear y fortalecer los vínculos existentes en cada comunidad educativa, potenciar la generación de lazos efectivos y afectivos que desborden la simple pertenencia a un establecimiento. Es fundamental cuestionar el modelo de escuelas a gran escala, que imposibilitan relaciones comunitarias, y empezar a intencionar comunidades más pequeñas, y a escala humana.
- La Escuela es parte del Territorio. La educación a distancia ha dejado de manifiesto que las Escuelas son mucho más que la infraestructura y centros de educación. Aquellas escuelas inmersas en el territorio han tenido un mejor desempeño que aquellas que se levantan como burbujas aisladas del contexto que las rodea. El regreso a la escuela debe ser una oportunidad para abrirlas a la comunidad, el barrio o población en que están insertas.
- Sumemos Tecnologías. Las tecnologías digitales han hecho posible la continuidad de los procesos educativos, pero aún persiste una desigualdad inmoral en el acceso a ellas. No podemos seguir negando o prohibiendo estas herramientas tecnológicas en las escuelas. Por el contrario, debemos incorporar al Currículum su enseñanza y práctica, así como su incorporación como una herramienta pedagógica más para desarrollar la labor docente y de relacionamiento. El potencial y los riesgos de grupos de chats, plataformas de aprendizaje, videos online, redes sociales, etc. deben ser abordados en vez de ser prohibidos. La educación no le puede dar la espalda a la tecnología solo porque los adultos no están capacitados para hacerlo.
- Incorporar Metodologías Lúdico-Participativas. La educación a distancia ha demostrado que docentes que enseñan y estudiantes que escuchan no es la única ni la principal metodología pedagógica. Las escuelas deben abrirse a intereses y necesidades de las y los estudiantes. El juego y la participación, debiesen formar una parte importante del proceso de aprendizaje.
- Nuevo realce a las Jefaturas de Curso. Durante la suspensión de clases presenciales, el principal vínculo de estudiantes con la Escuela, ha sido a través de quienes ejercen la jefatura de curso. La Escuela post pandemia debe revalorizar su rol y redefinir las funciones, disminuyendo el énfasis administrativo y retomando el vínculo pedagógico y social con las y los estudiantes.
- Empoderar a los Equipos Directivos. La crisis ha dejado de manifiesto que los equipos directivos que se atrevieron a tomar iniciativa y adaptarse a las condiciones de cierre de clases presenciales, fueron más efectivos que aquellos que esperaron recibir instrucciones centrales. Toda comunidad educativa requiere un margen de acción para tomar decisiones y desarrollar acciones, por lo que los Equipos Directivos de cada establecimiento deben asumir el liderazgo respectivo y contar con el soporte institucional que permita estas iniciativas.
- Fin al Financiamiento a través de la Subvención por Asistencia. Cuando se suspendieron las clases presenciales, la Escuela siguió cumpliendo muchas funciones importantes y desencadenando aprendizajes, demostrando que ligar asistencia a subvención era inútil y debió ser suspendida. Al regreso se debe mantener esta política y cada estudiante matriculado debe significar una subvención y dejar atrás el modelo de financiamiento basado en asistencia para así responder a las necesidades reales de los establecimientos y sus comunidades.
- Educación no sexista. Durante esta crisis, la brecha de género aumentó y se vieron acrecentadas las formas de violencia doméstica, fundamentalmente dirigidas a la mujer. Esto es el reflejo de una educación que ha perpetuado estereotipos de género que limitan el desarrollo de quienes la reciben. Debemos preocuparnos del desarrollo integral de las personas y esto involucra deconstruir los roles de género, y expandir las potencialidades de cada persona, considerando también una educación que aborde la sexualidad de manera amplia e inclusiva, y no limitada solo a aspectos biológicos.